La financiación es uno de los principales retos a los que se enfrentan las empresas, especialmente las pequeñas y medianas, que necesitan recursos para iniciar, mantener o expandir sus actividades. Sin embargo, el acceso al crédito bancario se ha vuelto más difícil y costoso en los últimos años, debido a las diferentes crisis económicas, la regulación financiera y la mayor competencia. Por eso, muchas empresas buscan alternativas de financiación que se adapten mejor a sus necesidades y características.
Financiación bancaria
La financiación bancaria sigue siendo la fuente más tradicional y habitual para conseguir financiación para empresas. Consiste en solicitar un préstamo o crédito a una entidad financiera, que puede ser un banco, una caja de ahorros, una cooperativa de crédito o una entidad de crédito especializada. La financiación bancaria se puede clasificar en dos tipos: a corto plazo y a largo plazo.
La financiación a corto plazo se utiliza para cubrir las necesidades de liquidez de la empresa, es decir, para pagar los gastos corrientes, como los salarios, los proveedores, los impuestos, etc. Algunos ejemplos de financiación a corto plazo son las líneas de crédito, los descuentos comerciales, los anticipos de facturas, los créditos comerciales o las tarjetas de crédito.
La financiación a largo plazo se utiliza para financiar inversiones o proyectos que requieren una mayor cantidad de dinero y un mayor plazo de devolución. Algunos ejemplos de financiación a largo plazo son los préstamos hipotecarios, los préstamos personales, los leasing, los renting o los préstamos participativos.
La financiación bancaria tiene algunas ventajas, como la variedad de productos y servicios que ofrecen las entidades financieras, la posibilidad de negociar las condiciones, la seguridad jurídica o la deducibilidad fiscal de los intereses. Sin embargo, también tiene algunos inconvenientes, como la exigencia de garantías o avales, la elevada burocracia y documentación, el alto coste financiero o el riesgo de sobreendeudamiento.
Financiación pública
La financiación pública es aquella que proviene de organismos o instituciones públicas, ya sean nacionales, regionales, locales o internacionales. Su objetivo es fomentar el desarrollo económico y social, apoyando a las empresas que realizan actividades de interés general, como la innovación, la internacionalización, la creación de empleo, la sostenibilidad, etc. La financiación pública se puede otorgar en forma de subvenciones, préstamos, avales, bonificaciones o incentivos fiscales.
La financiación pública tiene algunas ventajas, como el bajo coste financiero, la flexibilidad de los plazos, la no exigencia de garantías o la compatibilidad con otras fuentes de financiación. Sin embargo, también tiene algunos inconvenientes, como la escasez de recursos, la complejidad de los trámites, la demora en la concesión, la limitación de los beneficiarios o el control y la fiscalización de las operaciones.
Financiación privada
La financiación privada es aquella que proviene de agentes o entidades privadas, que pueden ser personas físicas o jurídicas, que invierten su dinero en las empresas a cambio de una rentabilidad o de una participación en el capital. La financiación privada se puede clasificar en dos tipos: financiación participativa y financiación alternativa.
La financiación participativa se basa en la entrada de nuevos socios en el capital de la empresa, que aportan recursos financieros y también conocimientos, experiencia o contactos. Algunos ejemplos de financiación participativa son el capital riesgo, el capital semilla, el business angel, el crowdfunding de inversión o el crowdlending.
La financiación alternativa se basa en la obtención de recursos financieros a través de plataformas o intermediarios que conectan a las empresas con los inversores, sin la intervención de las entidades financieras tradicionales. Algunos ejemplos de financiación alternativa son el factoring, el confirming, el descuento de pagarés, el crowdfunding de recompensa o el crowdfunding de donación.
La financiación privada tiene algunas ventajas, como la rapidez y facilidad de acceso, la adaptación a las necesidades de la empresa, la diversificación de las fuentes de financiación o la mejora de la imagen y la reputación. Sin embargo, también tiene algunos inconvenientes, como el alto coste financiero, la pérdida de control o de propiedad, la dilución de los beneficios o el riesgo de fraude o incumplimiento.
Consejos para elegir la mejor financiación para tu empresa
Como hemos visto, existen muchas opciones de financiación para todo tipo de empresas en el mercado actual, cada una con sus ventajas e inconvenientes. Por eso, es importante analizar bien las características y necesidades de tu empresa, y comparar las distintas alternativas disponibles, antes de tomar una decisión. Aquí te dejamos algunos consejos que te pueden ayudar a elegir la mejor financiación para tu empresa:
- Define el objetivo y el importe de la financiación que necesitas, y el plazo y la forma de devolución que puedes asumir.
- Estudia la situación financiera y patrimonial de tu empresa, y elabora un plan de negocio que refleje la viabilidad y rentabilidad de tu proyecto.
- Busca y compara las diferentes opciones de financiación que se ajusten a tu perfil y a tu objetivo, y evalúa sus condiciones, requisitos, costes y riesgos.
- Solicita la financiación que más te convenga, y prepara toda la documentación y la información que te pidan, de forma clara y veraz.
- Cumple con tus obligaciones y compromisos, y mantén una buena relación con tus financiadores, informándoles de la evolución de tu empresa y de cualquier incidencia que pueda surgir.